La Pedagogía Waldorf nace de la Antroposofía entregada por Rudolf Steiner (1861- 1925), sus fundamentos se encuentran en la antroposofía como ciencia espiritual. Busca desarrollar las capacidades latentes en todo ser humano, que le permitan volver a establecer un vínculo consciente con los mundos espirituales.

“La Antroposofía es un sendero de autoconocimiento que quisiera conducir lo espiritual en el hombre a lo espiritual en el universo.”

Así es cómo Rudolf Steiner describe el concepto de Antroposofía.

La escuela Waldorf plantea la educación como un desarrollo hacia la libertad individual, incorporando la expresión artística como un medio de aprendizaje dentro del currículum.

En la pedagogía Waldorf, el arte ocupa un lugar fundamental para el desarrollo de capacidades anímicas, a través de él, los niños y niñas pueden plasmar sus impresiones y convertirlas en expresiones. En las clases de música, coro, acuarela, modelado en barro, dibujo de forma, el arte se transforma en una herramienta para el desarrollo emocional y cognitivo de los niños.

El propósito es educar desde el arte, por ello es integrado en todas las áreas de aprendizaje, en un anhelo de caminar hacia el arte social.

De la misma manera, los oficios son muy importantes en el curriculum, en las clases de carpintería, tejido, cocina, huerta, los niños y jóvenes vivencian la transformación de la materia a través del quehacer, de la idea y de la voluntad del ser humano.

Ofrece a cada niño o estudiante, la experiencia que entrega muchas posibilidades adaptadas a las distintas edades y momentos madurativos, como también, la adquisición de conocimientos, competencias culturales, habilidades sociales y emocionales, así como distintas destrezas prácticas y capacidades artísticas.

La pedagogía Waldorf es un enfoque educativo que se basa en el desarrollo integral del niño, teniendo en cuenta su cuerpo, mente y espíritu.

Por otro lado, la biografía humana es mirada en septenios, y en cada uno de ellos se desarrollan cualidades anímicas específicas.

En el primer septenio, de los 0 a los 7 años, el niño está totalmente unido al entorno, el es uno con el mundo y las fuerzas de crecimiento están totalmente dirigida al cuerpo físico. Y por ello lo que debe vivenciar en ese momento es que “el mundo es bueno”. Todo se centra en el HACER, en ser un ejemplo de lo que es un ser humano, encarnar los más altos ideales.

En el segundo septenio, de los 7 a los 14 años, los niños comienzan a vivenciar la separación de uno con el mundo. La vida anímica despierta fuertemente y la energía, que aún está en el crecimiento del cuerpo , se dirige hacia el mundo interior y la vida social. La actividad pedagógica está centrada en actividades artísticas. La vida del sentimiento se orienta hacia la belleza.

En el tercer septenio, de los 14 a los 21 años, el joven conoce el mundo en el que vive desde las distintas perspectivas, desarrollando el juicio propio hacia lo que le rodea. Entonces la actividad está muy dirigida hacia lo neurosensorio. Se busca desarrollar el pensamiento a través del conocimiento científico de cada una de las áreas de la vida humana, donde el predicado esencial para el adolescente es la verdad.

En la pedagogía Waldorf, el vínculo del profesor con el curso y con cada individuo es fundamental para llegar a ser la autoridad amada que el niño necesita en esa etapa, para poder recibir con confianza el alimento que es traído a diario por el profesor. El objetivo es que a través del conocimiento profundo de cada niño o niña, el profesor pueda percibir lo que necesita pedagógica y emocionalmente en cada momento.

Es fundamental que el profesor o profesora Waldorf cobije en su alma los más grandes ideales y anhelos humanos, su clara conciencia del vínculo entre el ser humano y el mundo espiritual del cual procede. Esto hace posible que el niño y el adolescente adquieran una experiencia directa y humana de lo que significa vivir una vida en que la realidad espiritual es una realidad. Ella es la fuente esencial para que el ser humano pueda tener una vida plena de sentido, cada vez con mayor amor hacia sus semejantes y de un profundo respeto y cuidado hacia el mundo y los reinos de la naturaleza.

La libertad es el ideal esencial en la Pedagogía Waldorf y solo puede ser libre quien encuentra los fundamentos espirituales de su propio ser y del mundo.